Ya estamos cerca del final del un año e inicio de un nuevo ciclo, aunque de nuevo con el tema de la pandemia que nos sigue llevando a un único componente seguro: la incertidumbre.
Esta emoción, la incertidumbre, me lleva de nuevo al recuerdo de mi sensación ante la enfermedad y posterior fallecimiento de mi amada gatita Fisgo. Fueron días muy difíciles para mí, sin embargo, cada minuto me mostraba algo que era impactante ante tanta incertidumbre, ella vivía el minuto a minuto, si se sentía mejor corría juguetonamente y si no, se quedaba tranquila.
En esos días previos a su muerte un amigo me dijo “la gran ventaja de Fisgo es que ella no espera el mañana."
Las preguntas en ese momento se disiparon y comprendí que el “presente” era el único momento para ella y obviamente mis lágrimas corrieron al comprenderlo puesto que la respuesta ante el desenlace sólo estaba en mi mente. ¡Qué gran maestra fue ella hasta el último minuto!
¿Has sentido que el pensar tanto en el mañana te agota? ¿Cuántas veces detenemos nuestra felicidad por la frase de “mejor mañana”? ¿Cuántas veces hacemos “cálculos” de nuestro futuro? ¿Será que vivimos más planeando el futuro que viviendo el presente? ¿Es como si la emoción de la anticipación y de la ilusión del control fueran vitales todo el tiempo para imaginariamente ser capaces de detener lo indeseable e imprevisible? Es en este momento en que veo importante diferenciar dos elementos que nos confunden en el vivir en el presente: nuestro deseo de organización con una planeación que permita cumplir compromisos y otra muy distinta es dejar para mañana lo importante de nuestra vida: cariño, expresión de afecto, dar pasos para alcanzar nuestros sueños, hacer lo que nos gusta, disfrutar plenamente cada respiración, entre miles más. Para esto último, la frase del “aquí y ahora” es un recurso valioso que propongo se convierta en nuestro mantra. Allí se encuentra la herramienta fundamental: tener la fe y esperanza que hay un mañana, así como el ser conscientes de que lo que sí es seguro, es el hoy. Vivir bajo este principio me permite estar presente, sentir sin anestesiarme para evitar lo que me pasa y colocar todos mis sentidos en el vivir lo agradable, desagradable e incierto de este mundo, atendiendo a cada aprendizaje y experiencia vital.
Te invito a empezar este ejercicio de vivir en el aquí y en el ahora, inicia por una hora, luego ve expandiéndolo, hasta que llegues al máximo tiempo para poder vivir esta experiencia humana de estar en el presente.
Espero que estas palabras te ayuden a vivir plenamente sin la venda de la anticipación, descubriendo minuto a minuto el placer de estar y así seguir en tu camino hacia el bienestar.
Les deseo lo mejor en este 2022 y que podamos transformar nuestra anticipación/incertidumbre en la apertura para estar en el presente.
Con cariño,
Mile
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