Cuando nos referimos a la comunicación, nuestro enfoque principal se orienta primordialmente al acto que sucede en la interacción con otras personas, y que por lo general puede verse impactado por diversos tipos de interferencias que afectan nuestra compresión de la situación y de la otra persona o grupo.
Sin embargo, existe una comunicación que es invisible muchas veces y que dejamos de lado, y es nuestro diálogo interno con nosotros mismos, aunque suena redundante; el cual puede ayudarnos a retratar cómo nos vemos, nos sentimos o nos referimos de manera “evaluativa” a nuestras propias acciones, interacciones y pensamientos.
En este texto, me quiero referir a este diálogo, el cual nos servirá de punto de partida para observarnos y, si es necesario, ver la importancia de llevar un proceso de autocuidado, fortalecimiento, o transformación en nuestro autoconcepto y/o autoeficacia, con el fin último de llevarnos a un estado de bienestar.
Tal como lo señala McKay, M & Fanning, P. (1991), el problema de la autoestima se encuentra referido a la capacidad que tenemos los seres humanos de emitir juicios y de esta manera rechazar parte de nuestra identidad, lo cual es muy doloroso y nos orienta a emitir acciones o conductas que nos dificultad obtener nuestros objetivos más profundos, además de generar un gran malestar emocional.
Existen diferentes tipos de juicios que emitimos acerca de nosotros de mismos; contamos con aquellos que son sólo ocasionales y breves con respecto a un momento o acción puntual, que nos lleva a reflexionar acerca de nuestros actos y que son parte de un diálogo “benigno” o amoroso hacia nosotros mismos, permitiéndonos definir un nuevo curso de acción o cambios pequeños sin afectación de la valoración de quien soy yo y como me veo en el mundo.
Por el contrario, a veces los juicios son muy fuertes, constantes y dolorosos acerca de nosotros mismos. Es en este momento cuando los juicios se convierten en un auto castigo y recordatorio de que no hemos cumplido con las expectativas que nos hemos planteado, sin un atisbo de compasión y comprensión; sin tener en cuenta los cambios en las condiciones del medio ambiente, las personas que interactuamos y de la “realidad” en general. Es en estos casos, cuando nuestro diálogo interno es cada vez más fuerte, y sobre todo perturbador acerca de nuestro autoconcepto y autoeficacia, trayéndonos a una cotidianidad llena de malestar.
Cómo cambiar esta situación con respecto a nuestros juicios requiere de un trabajo personal, algo que no cuenta con recetas preestablecidas o pasos a seguir. Si te encuentras en este punto, te invito a ver la posibilidad de reconstruir esta narrativa en el diálogo interno desde una perspectiva “amorosa” y con un acompañamiento que te ayude a ir colocando las piezas de tu propia reconstrucción.
Referencias
McKay, M & Fanning, P. Autoestima: Evaluación y mejora. (1991). Segunda Edición, España.
Comments