¿Me subo al ring o me bajo?
Una de las emociones más desagradables que podemos sentir es la de no ser escuchados, de que nuestras ideas, pensamientos, apreciaciones y decisiones son dejados de lado. ¿Cuántas veces ante esos momentos “desesperantes” nos llegan pensamientos como: “Mejor lo dejo por la paz,” ¡Me van a escuchar, yo se de que lo hablo!, ¡Yo sé que es lo que él/ella necesita! o ¿Para qué hablo si no me escucha… algún día se dará cuenta? Entre muchos otros que comunican el dilema de: ¿Me subo o me bajo del ring de la pelea?
Es en este punto en el que se visualizan dos opciones: “tolerar y dejarme” para evitar o callar esa sensación o por el contrario “atacar y defenderme.” ¿Qué pasaría si existiera una tercera opción?, ¿cómo sería?, ¿me daría paz y tranquilidad?, ¿obtendría lo que necesito? Los invito a explorar esta tercera vía, tal vez encontremos alternativas más equilibradas que nos apoyen en nuestro camino.
Para iniciar este análisis me gustaría aclarar que las posturas de subirme al ring (pelear) o de bajarme de él (evitar) son patrones que aprendemos de niños de nuestros adultos cuidadores más cercanos, que están relacionadas en cómo leemos y comprendemos la emoción de la ira o rabia, cuyo mensaje es estamos siendo atacados o en una situación vulnerable.
Es decir, es modificable y podemos reaprender para sentirnos mejor.
Así mismo, también expresan que tanta habilidad tuve oportunidad de desarrollar en el manejo de las emociones que me permiten lidiar con el malestar y el impulso irracional de “tolerar” o “atacar” y de esta forma ser capaz de afrontar la situación desde mi verdadera esencia, más que de la supervivencia, siendo esta la tercera opción en el manejo de un conflicto.
La pregunta que surge es ¿y cómo nuestra esencia actúa en un conflicto? puesto que pareciera que es exactamente esto lo que se ve afectado en una discusión, en una situación de tensión.
La esencia implica, entre muchas más cosas, el reconocernos qué necesitamos y qué queremos para nosotros mismos, así como el abrir un camino de apertura acerca de esto. Es pasar de un “yo tomo” y de “yo dejo”, a un “yo necesito” y un “yo quiero” que abre canales de comunicación para manejar las diferencias entre las partes, dejando la ira y la rabia procesada a un lado de la interacción e irse a lo importante más allá de las formas.
Esta tercera vía la llamaremos “detener el piloto automático” de nuestra reacción ante la situación, transformando la interacción con las personas que se encuentran en el conflicto con nosotros en una relación de comunicación que nos permitirá llegar a una solución que escuche, atienda y abra opciones de negociación que tengan en cuenta lo que “todos” los involucrados necesitamos y queremos.
Se transforma la relación gano (ataco) / pierdo (cedo) a una que establece el ganar-ganar como prioridad.
Nuestra esencia en acción, en este caso en el manejo del conflicto, nos permitirá darle luz a la sombra de nuestros patrones aprendidos de atacar o huir, reconoceremos nuestra vulnerabilidad y “acción impulsiva” de defensa, transformándola en un camino hacia el auto cuidado desde el auto conocimiento y reconocimiento de nuestras necesidades, deseos y sueños. Es decir, es un camino maravilloso para trabajar en nosotros.
Te invito a empezar nuestro autoconocimiento, auto reconocimiento y lo más importante a detener estos pilotos automáticos que tanto daño nos hacen a nosotros y a quienes amamos e interactúan en nuestra vida personal. A ser asertivos con nosotros mismos y con los demás.
Un abrazo de todo corazón
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