¿Te ha pasado que hay días que necesitas regresar a ti? ¿Qué el mundo exterior es tan ruidoso que bloquearlo es el único medio de calmarte? ¿Qué cuando inicias un trabajo o estás en medio de un proyecto todo tu autocuidado previo y posterior a las horas laborales no es suficiente?
Estas semanas he estado llena de ruido, de llamadas, de documentos, de textos, de voces de
otras personas, voces propias y miles más de sonidos, al punto que mi cuerpo expresó una necesidad de hacer una pausa a través de un dolor de cabeza, sin la atenuación normal que me brinda la meditación, el ejercicio físico y el yoga. Increíble cómo podemos ser tan literales en las expresiones de lo que necesitamos y a la vez tan sordos a este requerimiento.
¿Y qué hacer entonces cuando la eterna danza del balance se quebranta, pasando de orientarte a cómo lograr conseguir tus anhelos, metas, objetivos e implementación de las tareas, a un cansancio que te lleva a vivir una vida sin sentido?.
Y en este punto logro recordar un término que me encanta de Csikszentimihalyi, M (2014), quien es uno de los expositores de la psicología positiva: el “flujo”.
Este autor señala que el concepto de flujo en una tarea o en la realización de una actividad (como en el trabajo) tiene como uno de los objetivos fundamentales el conseguir el disfrute durante la ejecución de una labor, creando automáticamente el balance y por ende evitando el agotamiento emocional.
Dentro de sus estudios encontró que la manera en que se presentaba de manera natural el flujo era cuando se lograba balancear dos elementos fundamentales:
Una definición clara del resultado a obtener y las acciones puntuales a realizar y
La habilidad o competencia de las personas para la realización de esta tarea y por ende para la obtención de los resultados
Es decir, si soy ambiciosa y poco realista en los objetivos que me planteo (p.e. llegar a la luna sin nave espacial) aunque tenga las habilidades y muchas competencias en ejecución, todo el esfuerzo es infructuoso y por lo tanto se presenta agotamiento, frustración, enojo, entre miles de emociones y pensamientos desagradables sobre mí misma. Lo mismo sucede a la inversa, si la tarea y su resultado es tan sencillo con respecto a mi habilidad, lo que se presenta durante y al final del camino es aburrimiento, desmotivación, así como emociones y pensamientos desagradables.
En este sentido, para conseguir el flujo y por ende el disfrute, se hace necesario revisar en el día a día que tan balanceados están estos dos elementos, para así contrarrestar el desequilibrio que naturalmente se crea y que lleva a distraernos de lo importante.
El entrenarnos en este flujo y en cómo alcanzarlo nos lleva a una mejor versión de autocuidado y autorrealización, puesto que nos brinda una herramienta para clarificar nuestros anhelos y como trabajarlos, vivirlos y llevarlos de manera en que alcance el goce. El estrés es abandonado por la felicidad y el disfrute sin límite de tiempo.
Cómo siempre la teoría es maravillosa y lo difícil es llevarlo a cabo, por lo que inicié a implementarlo redefiniendo mis objetivos y dándome cuenta que mi nivel de autoexigencia era uno de los grandes problemas que me impedía ser más realista en los alcances que deseaba conseguir, afectando la creación de flujo durante mi trabajo.
Mi voz interior clamaba transformar la autoexigencia que había construido como una “falsa fortaleza”, aceptando mi humanidad con sus respectivas limitaciones. Al ser consciente de este punto, me fue más fácil empezar a crear las condiciones para el flujo con gozo y disfrute, respetándome y siendo amorosa conmigo misma.
Posterior a este trabajo, realicé una revisión consciente de mis habilidades y competencias para alcanzar mis objetivos, escuchándome en todo momento de manera honesta, asertiva y clara en relación a que lo que hago no me define, sólo me ayuda a expresar mi verdadero ser.
Y llegando a este punto de la reflexión e implementación de las dos condiciones para alcanzar el disfrute en mi trabajo, me siento con más posibilidad de verme, escucharme y transformarme con una nueva rutina diaria de autocuidado: generar las condiciones para alcanzar el flujo.
Espero que este concepto les ayude tanto como me está ayudando a mí. Si necesitas acompañamiento en definir cómo alcanzarlo, cuenta con nosotras, para eso estamos aquí en esta tribu.
Abrazos de corazón
Mile
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