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No soy tan bueno como los demás...

Actualizado: 29 jul 2022


Quise iniciar este blog con este título tan sugestivo y real que muestra cómo son nuestros pensamientos en algunos momentos: “no soy tan bueno como los demás”. Un pensamiento que nos genera múltiples emociones agradables / desagradables, con un impacto muy alto en nuestra evaluación de nosotros mismos.

Este pensamiento de comparación “no soy tan bueno como los demás”, dice tanto del que lo enuncia como del que recibe, en especial por qué no se queda en unas palabras que se lleva el viento y pasan al olvido. Si así fuera, seguro que ni las reconoceríamos, pero no es así, son palabras que causan un malestar muy fuerte al que las recibe, puesto que percibe de alguien importante para él un mensaje terrible: “le he fallado a quien quiero por no ser como debo o se espera que sea” y esa sombra del malestar continuará por muchísimos años.

Algunos dirán: “bueno… eso no puede ser tan malo si esa comparación le “ayudó” a formar el carácter. Mira lo exitoso que es ahora”. Y en parte tienen razón, los seres humanos ante esas emociones desagradables realizamos acciones que nos ayudan a bajar el malestar, a veces entre el ensayo y el error generamos estrategias que terminan siendo útiles para alcanzar nuestros objetivos.

Es como cuando queremos que un caballo corra más, pues con unos golpecitos en la grupa seguro lo hace. Y si esta estrategia la traducimos a nuestra “motivación”, esta se convierte en: auto “golpearnos” y castigarnos a nosotros mismos a través de nuestro juez interior, para lograr el objetivo de ser mejor que todos los demás.

Wow, pero si es super funcional ¿por qué preocuparnos?, ¿mejor la seguimos usando? y aquí viene la razón, cada vez que la ponemos en práctica vamos afectando nuestra valía personal, bajando el concepto que tenemos de nosotros mismos cuando a mi consideración no he conseguido lo que el otro tiene (según mi perspectiva). Y se intensifica esta baja calificación de mí mismo cuando en momentos de crisis personales, este juicio se convierte en un tormento diario que hace muy difícil que cualquier acción sea considerada eficiente y me ayude a salir del “hoyo” en el que siento que estoy. Es decir, la “cura” se convierte en enfermedad de tanto usarla.

¿Y qué podemos hacer si detectamos este pensamiento, afectando mi valía y mi evaluación acerca de mí mismo? aquí van algunas ideas, que aunque en papel parecen sencillas son difíciles de aplicar cuando estamos en medio de la tormenta, por lo que van a requerir todo el compromiso contigo mismo. Aquí van:

  1. Caza esos pensamientos comparativos y sí, literalmente es como si fueras en búsqueda de una presa. Lo que más recomiendo, es que coloques un cuaderno de notas pequeño cerca de tu lugar de trabajo o en tu bolsillo y cada vez que aparezca el “por qué no soy como...”, o el “que mal me siento… todos lograron más que yo…” frases de tipo comparativo las anotes de inmediato.

  2. Después de anotarlos, pídete a ti mismo dejarlos ahí en el papel. Saca la bandera blanca de detener la “guerra” que te da este pensamiento, pídele tregua.

  3. Ya con calma en la tarde noche, ubica un tiempo para sentarte, después de descansar un poco y disfrutar algo que te guste mucho; escribe una lista de lo que sí has logrado, lo que sí tienes en tu trabajo, en tú vida, en cada aspecto importante para ti. Aquí evita completamente el compararte; solo mírate a ti con todo el esfuerzo que haz hecho para obtener lo que eres y lo que has conseguido.

  4. Inicia un proceso de reconocimiento amoroso hacia ti mismo, que te permita ir dejando atrás esos pensamientos, valorando cada uno de tus logros.

  5. Cada vez que regrese el pensamiento, vete a tu cuaderno de notas, revisa todo lo que has logrado por ti y para ti que demuestra en hechos que no es verdad ese pensamiento.

  6. Así, paso a paso, vas a ir reduciendo tanto el malestar de esos pensamientos comparativos, como su propia existencia.

  7. Ve cambiando el pensamiento comparativo de “no soy como o no tengo como” a “yo soy, yo tengo, yo he logrado”. Cuando lo hagas, reconoce amorosamente lo que eres y quieres ser.

¡Vaya tips!, podemos decir, pero tanto tú como yo sabemos que este proceso es solo el inicio para ir recordándote tu valía, tu fuerza y lo más importante que eres único y valioso por ti mismo.

Si sientes que es mucho, que esto te sobrepasa, es momento de buscar quien te acompañe en el proceso, recordando que tienes muchas herramientas que utilizar en la reconstrucción del camino para encontrar tu mejor versión, amorosa contigo y que es válida por ser tú.

Cuéntame un poco tu experiencia, compárteme cómo te has sentido aplicando estos tips y si necesitas algo más que esté en mis manos para acompañarte en este camino de autocuidado y bienestar, contactame a través de un correo, un chat o una conversación online.


Un abrazo con mucho cariño,

Mile

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