Esta mañana me desperté con una sensación conocida por mi mente, cuerpo y todo mi ser, algo que mis células de vez en cuando deciden recordar y cuya impresión me acorrala en un punto que sólo me hace sentir miedo, ese que viene desde el instinto de supervivencia y que evoca las acciones de huida; por lo que la pregunta que surge es ¿cómo huir de una memoria?
En mi caso, esta memoria es con respecto a cinco ataques tónico-clónicos de epilepsia infantil que sucedieron en una sola mañana hace más de 30 años, situación médica que ha sido remitida y dada de alta por los médicos; sin embargo, su recuerdo es tan poderoso que mi cuerpo después de tantos años lo siente como si hubiera pasado el día de ayer y cómo si fuera a presentarse el día de hoy.
¿Alguna vez has sentido esa sensación en la que cada una de tus células recuerdan una situación con un miedo paralizante que recorre todo tu ser, aunque tienes la certeza de que no va a suceder? ¿cómo podemos detener esta sensación y evitar que pase a una fase de preocupación diaria y constante que nos limite vivir feliz y plenamente?
He aprendido que, aunque es difícil procesar esta memoria corporal, hay algunas actividades/tips que nos pueden ayudar a ponerla en su lugar correspondiente: la memoria, sin presencia en el aquí y ahora.
Lo primero que ayuda es detectar qué sensación física similar a mi memoria está sucediendo en el momento actual, por ejemplo, la sensación de “intensidad de temblor interno” cuando me voy a dormir, la cual me remite a los segundos previos a la convulsión.
Ya iniciada la curva del miedo y teniendo clara la sensación física de temblor, lo segundo que me pregunto es qué me viví durante el día que me generó esta sensación física, por ejemplo el forzarme físicamente a cumplir una agenda muy apretada, haber dormido menos de 4 horas el día anterior o estar intranquila y con pensamientos preocupantes antes de irme a la cama.
Ubicando la situación que disparó la sensación física similar a la de mi memoria celular, decido realizar una relajación utilizando ya sea una técnica de respiración diafragmática o de relajación Jacobson, las cuales son muy útiles para regresarme al aquí y al ahora. Si la sensación continua, realizo una breve meditación o ejercicio de mindfulness.
Al finalizar estas actividades/tips, mi cuerpo vuelve a recordar que su memoria es del pasado y me da espacio para instalarme en el presente, con un gran regalo: el autocuidado propio que a veces olvido llevándome a una respuesta fisiológica de cansancio excesivo.
Intentar reprimir estas memorias sólo incrementará su presencia y me llevaría a una actitud de hipervigilancia, aprehensión y limitación. Las memorias celulares están en nosotros por algún motivo, lo importante es darle el espacio que corresponde y evitar permitirle abrir puertas en un presente que sólo retroalimentarían pensamientos repetitivos no adaptativos. Date la oportunidad de vivir estas memorias de manera distinta.
Espero que estas breves recomendaciones puedan acompañarte y si quisieras compartir alguna experiencia al respecto me encantará escucharte.
Abrazos de corazón y gracias por permitirme acompañarte
Mile
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